EJERCICIO DE LECTURA Y REDACCIÓN.
3ª EVALUACIÓN 2ª BACHILLERATO.
COLEGIO REINADO DEL CORAZÓN DE JESÚS.
PROF. MARÍA LÓPEZ.
OPCIÓN A
PIDO LA PAZ Y LA PALABRA, BLAS DE OTERO.
Crecida
Con la sangre hasta la cintura, algunas veces
con la sangre hasta el borde de la boca,
voy
avanzando
lentamente, con la sangre hasta el borde de los labios
algunas veces,
voy
avanzando sobre este viejo suelo, sobre
la tierra hundida en sangre,
voy
avanzando lentamente, hundiendo los brazos
en sangre,
algunas
veces tragando sangre,
voy sobre Europa
como en la proa de un barco desmantelado
que hace sangre,
voy
mirando, algunas veces,
al cielo
bajo,
que refleja
la luz de la sangre roja derramada,
avanzo
muy
penosamente, hundidos los brazos en espesa
sangre,
es
como una esperma roja represada,
mis pies
pisan sangre de hombres vivos
muertos,
cortados de repente, heridos súbitos,
niños
con el pequeño corazón volcado, voy
sumido en sangre
salida,
algunas veces
sube hasta los ojos y no me deja ver,
no
veo más que sangre,
siempre
sangre,
sobre Europa no hay más que
sangre.
Traigo una rosa en sangre entre las manos
ensangrentadas. Porque es que no hay más
que sangre,
y una horrorosa sed
dando gritos en medio de la sangre
1. Redacte un resumen del contenido del texto (1 punto).
2. Elabore un texto argumentativo sobre los conflictos bélicos en el siglo XXI. Ha de quedar clara la tesis que defiende y los argumentos que la sustentan (2 puntos).
3. Sitúe la obra la segunda mitad del siglo XX que haya leído teniendo en cuenta su contexto histórico y literario (1 punto). Explique los aspectos que más le hayan llamado la atención al leerla (1 punto).
OPCIÓN B
EL TRAGALUZ, BUERO VALLEJO.
VICENTE: Con mucho gusto, si es que por fin vas a decir algo sensato.
(Se sienta.)
MARIO: Quizá no. (Sonríe.) Yo vivo aquí, con nuestro padre... Una atmósfera no muy sensata, ya
lo sabes. (Indica al Padre.) Míralo. Este pobre demente era un hombre recto, ¿te acuerdas?
Y nos inculcó la religión de la rectitud. Una enseñanza peligrosa, porque luego, cuando te
enfrentas con el mundo, comprendes que es tu peor enemiga. (Acusador.) No se vive de la
rectitud en nuestro tiempo. ¡Se vive del engaño, de la zancadilla,88 de la componenda...!89
Se vive pisoteando90 a los demás. ¿Qué hacer, entonces? O aceptas ese juego siniestro... y
sales de este pozo..., o te quedas en el pozo.
VICENTE: (Frío.) ¿Por qué no salir?
MARIO: Te lo estoy explicando... Me repugna nuestro mundo. Todos piensan que en él no cabe
sino comerte a los demás o ser comido. Y encima, todos te dicen: ¡devora antes de que te
devoren! Te daremos bellas teorías para tu tranquilidad. La lucha por la vida... El mal
inevitable para llegar al bien necesario... La caridad bien entendida... Pero yo, en mi
rincón, intento comprobar si puedo salvarme de ser devorado..., aunque no devore.
VICENTE: No siempre te estás en tu rincón, supongo.
MARIO: No siempre. Salgo a desempeñar mil trabajillos fugaces...
VICENTE: Algo pisotearás también al hacerlos.
MARIO: Tan poca cosa... Me limito a defenderme. Y hasta me dejo pisotear un poco, por no
discutir... Pero, por ejemplo, no me enriquezco.
VICENTE: Es toda una acusación. ¿Me equivoco?
EL PADRE: ¿Quién es éste?
(Mario va junto a su padre.)
MARIO: Usted nos dijo que lo sabía.
EL PADRE: Y lo sé.
(Se les queda mirando, socarrón.)
MARIO: (A su hermano.) Es curioso. La plaza de la Ópera, en París, el señor del hongo. Y la misma
afirmación.
VICENTE: Tú mismo has dicho que era un pobre demente.
MARIO: Pero un hombre capaz de preguntar lo que él pregunta... tiene que ser mucho más que un
viejo imbécil.
VICENTE: ¿Qué pregunta?
MARIO: ¿Quién es éste? ¿Y aquél? ¿No te parece una pregunta tremenda?
VICENTE: ¿Por qué?
MARIO: ¡Ah! Si no lo entiendes...
(Se encoge de hombros y pasea.)
EL PADRE: ¿Tú tienes hijos, señorito?
VICENTE: ¿Qué?
MARIO: Te habla a ti.
VICENTE: Sabe usted que no.
EL PADRE: (Sonríe.) Luego te daré una sorpresa, señorito.
(Y se pone a recortar algo de una revista.)
VICENTE: No me has contestado. (Mario se detiene.) ¿Te referías a mí cuando hablabas de pisotear y
enriquecerse?
MARIO: Sólo he querido decir que tal vez yo no sería capaz de entrar en el juego sin hacerlo.
VICENTE: (Se levanta.) ¡Pero no se puede uno quedar en el pozo!
MARIO: ¡Alguien tenía que quedarse aquí!
VICENTE: (Se le enfrenta, airado.) ¡Si yo no me hubiera marchado, ahora no podría ayudaros!
MARIO: ¡Pero, en aquellos años, había que mantener a los padres..., y los mantuve yo! Aunque
mal, lo reconozco.
VICENTE: ¡Los mantuviste: enhorabuena! ¡Ahora puedes venirte conmigo y los mantendremos entre
los dos!
MARIO: (Sincero.) De verdad que no puedo.
VICENTE: (Procura serenarse.) Mario, toda acción es impura. Pero no todas son tan egoístas como
crees. ¡No harás nada útil si no actúas! Y no conocerás a los hombres sin tratarlos, ni a ti
mismo, si no te mezclas con ellos.
MARIO: Prefiero mirarlos.
VICENTE: ¡Pero es absurdo, es delirante! ¡Estás consumiendo tu vida aquí, mientras observas a un
alienado o atisbas por el tragaluz piernas de gente insignificante! ... ¡Estás soñando!
¡Despierta!
MARIO: ¿Quién debe despertar? ¡Veo a mi alrededor muchos activos, pero están dormidos!
¡Llegan a creerse tanto más irreprochables cuanto más se encanallan!91
VICENTE: ¡No he venido a que me insultes!
MARIO: Pero vienes. Estás volviendo al pozo, cada vez con más frecuencia..., y eso es lo que
prefiero de ti.
EL PADRE: (Interrumpe su recortar y señala a una postal.) ¿Quién es éste, señorito? ¿A que no lo sabes?
MARIO: La pregunta tremenda.
VICENTE: ¿Tremenda?
MARIO: Naturalmente. Porque no basta con responder “Fulano de Tal”, ni con averiguar lo que
hizo y lo que le pasó. Cuando supieras todo eso, tendrías que seguir preguntando... Es
una pregunta insondable.
VICENTE: Pero, ¿de qué hablas?
EL PADRE: (Que los miraba, señala otra vez a la postal.) Habla de éste.
(Y recorta de nuevo.)
MARIO: ¿Nunca te lo has preguntado tú, ante una postal vieja? ¿Quién fue éste? Pasó en aquel
momento por allí... ¿Quién era? A los activos como tú no les importa. Pero yo me lo
tropiezo ahí, en la postal, inmóvil...
VICENTE: O sea, muerto.
1. Redacte un resumen del contenido del texto (1 punto).
2. Elabore un texto argumentativo sobre las secuelas de la guerra civil española. Ha de quedar clara la tesis que defiende y los argumentos que la sustentan (2 puntos).
3. Sitúe la obra la segunda mitad del siglo XX que haya leído teniendo en cuenta su contexto histórico y literario (1 punto). Explique los aspectos que más le hayan llamado la atención al leerla (1 punto).
OPCIÓN C
LA COLMENA, CAMILO JOSÉ CELA.
Don Leonardo Meléndez debe seis mil duros a Segundo Segura, el limpia. El limpia, que es un grullo, que es igual que un grullo raquítico y entumecido, estuvo ahorrando durante un montón de años para después prestárselo todo a don Leonardo. Le está bien empleado lo que le pasa.
Sinvergüenza, sablista y embaucador. Leonardo es un punto que vive del sable y de planear negocios que después nunca salen. No es que salgan mal, no; es que, simplemente, no salen, ni bien ni mal.
Atildamiento, circunspección, astucia. Don Leonardo lleva unas corbatas muy lucidas y se da fijador en el pelo, un fijador muy perfumado que huele desde lejos. Tiene aires de gran señor y un aplomo inmenso, un aplomo de hombre muy corrido. A mí no me parece que la haya corrido demasiado, pero la verdad es que sus ademanes son los de un hombre a quien nunca faltaron cinco duros en la cartera.
Meléndez maltrata a sus acreedores. A los acreedores los trata a patadas y los acreedores le sonríen y le miran con aprecio, por lo menos por fuera. No faltó quien pensara en meterlo en el juzgado y empapelarlo, pero el caso es que hasta ahora nadie había roto el fuego.
Cultura y clase social aparentes. A don Leonardo, lo que más le gusta decir son dos cosas: palabritas del francés, como por ejemplo, madame, rue y cravate, y también, nosotros los Meléndez. Don Leonardo es un hombre culto, un hombre que denota saber muchas cosas. Juega siempre un par de partiditas de damas y no bebe nunca más que café con leche.
Meléndez, cuando fuma, lo hace "de gorra". A los de las mesas próximas que ve fumando tabaco rubio les dice, muy fino: ¿me da usted un papel de fumar? Quisiera liar un pitillo de picadura, pero me encuentro sin papel. Entonces el otro se confía: no, no gasto. Si quiere usted un pitillo hecho... Don Leonardo pone un gesto ambiguo y tarda unos segundos en responder: bueno, fumaremos rubio por variar. A mi la hebra no me gusta mucho, créame usted. A veces el de al lado le dice no más que: no, papel no tengo, siento no poder complacerle..., y entonces don Leonardo se queda sin fumar.
1. Redacte un resumen del contenido del texto (1 punto).
2. Elabore un texto argumentativo sobre la especulación económica. Ha de quedar clara la tesis que defiende y los argumentos que la sustentan (2 puntos).
3. Sitúe la obra la segunda mitad del siglo XX que haya leído teniendo en cuenta su contexto histórico y literario (1 punto). Explique los aspectos que más le hayan llamado la atención al leerla (1 punto).
SE ENTREGARÁ EL JUEVES 14 DE ABRIL. DEBÉIS ELEGIR DOS DE LAS TRES OPCIONES.
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