miércoles, 27 de octubre de 2010

1º BACHILLERATO. EJERCICIO REPASO DE SINTAGMAS.


REPASO DE SINTAGMAS


Analiza sintáctica y morfológicamente los siguientes sintagmas:

contra las cuerdas

cantidad de vago

harto probable

más dinero del necesario

mucho más barato

mucho tiempo desperdiciado

una copa más

aquí cerca

todo hombre

bien rico

muy bien

él mismo

¡qué guapo!

lo malo de las redes sociales

ante el Tribunal Constitucional

madre mía

un poco deprisa

tonto de veras

SE CORREGIRÁ EL MARTES 2 DE NOVIEMBRE, PERO EMPEZAREMOS A HACERLO JUNTOS MAÑANA.

2º BACHILLERATO. SIGLO XVIII. TEXTOS POÉTICOS.

[EPÍSTOLA CUARTA]
DE JOVINO A ANFRISO, ESCRITA DESDE EL PAULAR
[Segunda versión]

Credibile est illi numen ineste loco.
OVIDIO

Desde el oculto y venerable asilo,
do la virtud austera y penitente
vive ignorada, y del liviano mundo
huida, en santa soledad se esconde,
Jovino triste al venturoso Anfriso
salud en versos flébiles envía.
Salud le envía a Anfriso, al que inspirado
de las mantuanas Musas, tal vez suele
al grave son de su celeste canto
precipitar del viejo Manzanares
el curso perezoso, tal süave
suele ablandar con amorosa lira
la altiva condición de sus zagalas.

¡Pluguiera a Dios, oh Anfriso, que el cuitado
a quien no dio la suerte tal ventura
pudiese huir del mundo y sus peligros!
¡Pluguiera a Dios, pues ya con su barquilla
logró arribar a puerto tan seguro,
que esconderla supiera en este abrigo,
a tanta luz y ejemplos enseñado!
Huyera así la furia tempestuosa
de los contrarios vientos, los escollos
y las fieras borrascas, tantas veces
entre sustos y lágrimas corridas.
Así también del mundanal tumulto
lejos, y en estos montes guarecido,
alguna vez gozara del reposo,
que hoy desterrado de su pecho vive.

Mas, ¡ay de aquel que hasta en el santo asilo
de la virtud arrastra la cadena,
la pesada cadena con que el mundo
oprime a sus esclavos! ¡Ay del triste
en cuyo oído suena con espanto,
por esta oculta soledad rompiendo,
de su señor el imperioso grito!

SE CORREGIRÁ EL JUEVES 28 DE OCTURBE

martes, 26 de octubre de 2010

2º BACHILLERATO. MODELOS DE EXAMEN DE SELECTIVIDAD LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA II.

ESTE ES EL ENLACE DEL MODELO DEL EXAMEN DE JUNIO. EL DE SEPTIEMBRE OS LO FOTOCOPIO:
http://www.emes.es/AccesoUniversidad/Selectividad/ModelosdeExamenes/tabid/344/Default.aspx
http://www.uc3m.es/portal/page/portal/selectividad/modelos_exam_correccion/Modelos_2009-2010
No importa que sea la Carlos III, es el mismo examen para todas las universidades de Madrid.


ESTE ES EL ENLACE EN EL QUE ESTÁN LOS MODELOS DEL EXAMEN DE LA COMUNIDAD DE MADRID DESDE HACE UNOS 10 AÑOS:

http://www.emes.es/AccesoUniversidad/Selectividad/ModelosdeExamenes/tabid/344/Default.aspx

1º BACHILLERATO. APUNTES 1ª EVALUACIÓN. EL ADJETIVO Y EL ADVERBIO (REPASO).

EL ADJETIVO

Morfología y semántica.

Morfemas de género y número que concuerdan con el sustantivo al que modifican.

Puede expresar una cualidad esencial o accidental del nombre al que acompaña.

Si expresa una cualidad esencial se llama adjetivo explicativo o epíteto. Suele anteponerse.

Si expresa una cualidad accidental, que especifica e individualiza una entidad dentro del conjunto de seres/ cosas, tenemos el adjetivo especificativo.

Gradación del adjetivo:

-Grado positivo: se presenta la cualidad sin aumentarla ni disminuirla.

-Grado comparativo: puede compararse igualando el grado de posesión de la cualidad, aumentándola, o disminuyéndola. Se corresponden con la comparación de igualdad (igual de/que; tan como), de superioridad (más...que) y de inferioridad (menos...que).

-Grado superlativo: se expresa la cualidad que se posee en grado sumo bien de manera absoluta (con sufijos-ísimo, érrimo, con adverbios muy, extremadamente, prefijos super-) o relativa (el más...de; el menos...de).

GRUPO O SINTAGMA ADJETIVAL

ESTRUCTURA

El grupo adjetival tiene como núcleo un adjetivo que puede ir solo o acompañado de modificadores.

Modificadores del adjetivo:

-Adverbios: muy alto, bastante ruidoso, mucho menos bajo, etc.

-Locuciones: feo con avaricia, tonto de remate, etc

-Sintagmas preposicionales:

-necesarios o exigidos por el adjetivo, que funcionan como argumentos: comprometido con la sociedad

-Opcionales: guapo de cara, listo para los negocios


FUNCIONES

C.N: el castillo silencioso

Atributo: Pedro es amable. Pedro está muy seguro de sí mismo.

Predicativo: El perro ladraba asustado. Llegó muy cansada.




EL ADVERBIO

Son palabras morfológicamente invariables.

Algunos pueden llevar sufijos diminutivos (cerquita, despacito, ahorita, deprisita).

Hay adverbios que se construyen sobre adjetivos femeninos: son los acabados en –mente. Estos pueden intercalar el sufijo superlativo –ísima entre le adjetivo y el sufijo. Rapidísimamente

Tipos:

Son muy variados semánticamente: de lugar ( aquí, ahí, cerca, lejos, detrás), de modo (así,-mente, mejor, bien, como, según), de tiempo (mañana, aún, todavía, mientras, después), de cantidad (apenas, muy, casi, mucho, poco), de duda (quizás), de afirmación (sí, bueno, también, claro), de negación (no, nunca, jamás, tampoco).

Locuciones adverbiales: dos o más palabras que forman un grupo indivisible y que se comportan como un adverbio ( de pronto, a lo mejor, de veras, la mar de, cantidad de, etc.)


GRUPO O SINTAGMA ADVERBIAL.

ESTRUCTURA

Núcleo: adverbio: lejos de mi casa, más deprisa, encima de la nevera.

Funciones: suelen ser CC del núcleo del predicado verbal. También pueden modificar a un adjetivo (muy listo, poco inteligente, bien guapa) o a otro adverbio (bien mal, poco lejos, muy sinceramente).




























domingo, 24 de octubre de 2010

2º BACHILLERATO. EJERCICIO DE PERÍFRASIS Y LOCUCIONES VERBALES.


Señala las locuciones verbales o las perífrasis verbales que aparecen a continuación. En el segunda caso, debes indicar de qué tipo son.


1. No puedo salir de casa porque voy a estudiar.

2. Lleva perforada la oreja como los indios amazónicos.

3. Debe de ser una resolución nueva de la ley porque aún no ha llegado a Secretaría.

4. Tuvo que pagar una multa de 400 euros por aparcar el coche en doble fila.

5. Lleva colgando la matrícula del coche.

6. Lleva ganados todos los juicios en los que ha sido fiscal.

7. Siempre vuelves a incurrir en el mismo error.

8. Se echó a hacer estiramientos en el césped del jardín.

9. Cuando vio aquella escena se puso a gritar como una loca.

10. El documental viene a durar una hora y media.

11. Fue a buscarle en su moto nueva.

12. Me echó en cara asuntos de hace más de diez años.

13. Siempre andaba metiéndose en líos.

14. Sigue trabajando en la empresa de su padre.

15. Con aquella carta dio a entender que nunca volvería a subirse a un escenario.

16. En cuanto fui a hablar me interrumpieron.

17. El sospechoso acaba de salir del casino.

18. Vino a traernos las películas que le habíamos prestado.

19. Hace años íbamos a jugar al fútbol al parque todos los domingos.

20. Hay que convocar una reunión urgente.

21. Pase lo que pase nunca te daremos de lado.

22. Cuando vio los resultados de los análisis dehó de beber tanto alcohol.

23.Era demasiado tarde cuando caímos en la cuenta de quién podía ser el responsable.

24. Con las tormentas toda la cosecha se echó a perder.

25.Fue temblando a recoger el galardón.

26. Este jeroglífico viene a decir que el alma viaja después de la muerte.

27. Lleva escondidas dos botllas en el abrigo.

28. Llevamos esperando la retribución del seguro un mes.

29. El café está ardiendo.

30. No necesito un coche porque voy andando a todas partes.


NOTA. LOCUCIONES VERBALES FRECUENTES: caer en la cuenta, darse cuenta, echar de menos, tener en cuenta, echar en cara, echar a perder, dar a conocer, dar a entender, dar de lado, sacar de quicio, dar la nota...


SE CORREGIRÁ EL MARTES 26 DE OCTUBRE.



1º BACHILLERATO. TEXTOS DESCRIPTIVOS. EL BUSCÓN, FRANCISCO DE QUEVEDO.

EL BUSCÓN. CAPÍTULO III

Entramos, primero domingo después de Cuaresma, en poder de la hambre viva, porque tal laceria no admite encarecimiento. Él era un clérigo cerbatana, largo sólo en el talle, una cabeza pequeña, los ojos avecindados en el cogote, que parecía que miraba por cuévanos, tan hundidos y oscuros que era buen sitio el suyo para tiendas de mercaderes; la nariz, de cuerpo de santo, comido el pico, entre Roma y Francia, porque se le había comido de unas búas de resfriado, que aun no fueron de vicio porque cuestan dinero; las barbas descoloridas de miedo de la boca vecina, que de pura hambre parecía que amenazaba a comérselas; los dientes, le faltaban no sé cuántos, y pienso que por holgazanes y vagamundos se los habían desterrado; el gaznate largo como de avestruz, con una nuez tan salida que parecía se iba a buscar de comer forzada de la necesidad; los brazos secos; las manos como un manojo de sarmientos cada una. Mirado de medio abajo parecía tenedor o compás, con dos piernas largas y flacas. Su andar muy espacioso; si se descomponía algo, le sonaban los huesos como tablillas de San Lázaro. La habla ética, la barba grande, que nunca se la cortaba por no gastar, y él decía que era tanto el asco que le daba ver la mano del barbero por su cara, que antes se dejaría matar que tal permitiese. Cortábale los cabellos un muchacho de nosotros. Traía un bonete los días de sol ratonado con mil gateras y guarniciones de grasa; era de cosa que fue paño, con los fondos en caspa. La sotana, según decían algunos, era milagrosa, porque no se sabía de qué color era. Unos, viéndola tan sin pelo, la tenían por de cuero de rana; otros decían que era ilusión; desde cerca parecía negra y desde lejos entre azul. Llevábala sin ceñidor; no traía cuello ni puños. Parecía, con esto y los cabellos largos y la sotana y el bonetón, teatino lanudo. Cada zapato podía ser tumba de un filisteo. Pues ¿su aposento? Aun arañas no había en él. Conjuraba los ratones de miedo que no le royesen algunos mendrugos que guardaba. La cama tenía en el suelo, y dormía siempre de un lado por no gastar las sábanas. Al fin, él era archipobre y protomiseria.


SE CORREGIRÁ EL MIÉRCOLES 27 DE OCTUBRE


1º BACHILLERATO. APUNTES 1ª EVALUACIÓN. EL SUSTANTIVO (REPASO).

EL SUSTANTIVO


*Morfología nominal

Los morfemas constitutivos del nombre son el género y el número.

El número: el morfema de número se coloca tras el morfema de género. La oposición se establece entre número plural y singular. El plural siempre expresa multiplicidad pero el singular no siempre expresa unidad, ya que tenemos los nombres colectivos que aunque están en singular expresan pluralidad: arboleda, ejército, rebaño, etc.


Además, dentro del número plural podemos distinguir desde el punto de vista semántico el número dual. Este número se refiere al contenido semántico dual ya que un sema común a todos los nombres duales es estar formados por dos piezas análogas y simétricas, sin embargo, a veces, en el habla usamos el número singular: pantalones, tijeras, tenazas, pinzas, alicates, esposas


El número plural tiene dos morfemas: -s, si el nombre acaba en vocal y –es , si acaba en consonante.

Si el nombre acaba en –í o –ú tónicas suelen formar el plural con-es: jabalíes, alhelíes

Aunque actualmente ya hay algunos que lo forman en –s: esquís, bisturís, hindús, hindúes, menús, champús.

Nombres llanos o esdrújulos que acaban en consonante –s o –x tienen la misma forma de singular y de plural : tesis, tórax, crisis, etc.

Hay algunos sustantivos que no tienen singular: gárgaras, víveres, etc

Hay algunos que no tienen plural: cénit, sed, norte, etc


El género: se sitúa entre el lexema y el morfema número. La oposición se establece entre masculino y femenino, en castellano no existen nombres neutros, sólo existe el artículo neutro y el pronombre. El nombre masculino exige el artículo el y concordancia en –o y el nombre femenino exige el artículo la y concordancia en –a. Hay excepciones: el poeta famoso, la mano blanca, etc.

Los nombres femeninos que empiezan por á tónica son una excepción: se construyen con el artículo determinado masculino y el adjetivo en –a, pero con el resto de determinantes se usa la forma femenina. El agua, el área, esas aguas claras, estas áreas científicas.


La terminación del sustantivo no indica normalmente su género, y hay muchas excepciones aunque exista cierta regularidad en femeninos en a y masculinos en o. EJ, la tribu, el haz, la paz, el corazón, la razón.

Hay sustantivos además cuya forma genérica no varía : el/la mártir, el /la testigo, astronauta el/la.


El género se establece en nuestra lengua de tres formas:

-Mediante morfema gramatical de género.

-Mediante lexemas diferentes: toro, vaca, caballo, yegua, varón, mujer

-Mediante cambio de determinante: el/la reo


A veces el cambio de género indica oposición semántica o cambio de significado:

Saco/saca; barco/barca; cesto/cesta;manzano/manzana;


*Clasificación semántica del nombre

1. Concretos:

a. Comunes: sustantivos que no expresan rasgos diferenciadores de los objetos que denominan, sino que los agrupan por sus características distintivas. Mesa

a.1. Contables: expresan limitación de forma o extensión y corresponden a seres contables.

-Individuales: expresan una sola cosa en singular

-Colectivos: expresan un conjunto de cosas en singular.

a.2. No contables o de materia: realidades que no se pueden contar pero sí medir: oro, plata, etc.


b. Propios: Individualizan, señalan las características distintivas.

-Antropónimos. Nombres propios de persona.

-Topónimos: nombres propios de lugar.

2. Abstractos: se refieren a realidades que sólo tienen independencia mental.

-De cualidad: proceden de adjetivos: belleza, blancura, maldad...

-De fenómeno: de verbos: abundar, abundancia, preocupar, preocupación...

-De cantidad: proceden de numerales o tienen relación con ellos:

numerales: par, docena

indefinidos: puñado, montón



GRUPO O SINTAGMA NOMINAL

ESTRUCTURA

El grupo nominal es un grupo sintáctico cuyo núcleo es un sustantivo, un pronombre, una oración o una palabra sustantivada. Puede aparecer solo el núcleo o puede ir acompañado de actualizadores y modificadores.

María llegará temprano.

La amiga de Claudia llegará temprano.

Actualizadores: presentan al núcleo y fijan su referencia. Hay varios tipos:

Artículos: Artículos determinados : el, la, los, las y artículos indeterminados: un, una, unos, unas.

Determinativos:

-Determinantes demostrativos: expresan proximidad o lejanía respecto a la persona que habla o escribe. Este, ese, aquel, esta, esa, aquella y sus plurales.

-Determinantes posesivos: indican posesión o pertenencia. Mi, tu, su, nuestro, vuestro, suyo y sus plurales.

-Determinantes indefinidos: refieren de una manera indeterminada. Algunos, muchos, bastantes, algún, varios, etc.

-D. Numerales: expresan número (cardinales), orden (ordinales) o una parte (partitivos).Dos, cinco, primer, mitad, cuarto.

-D. Distributivos: cada, sendos, ambos

-D. Interrogativos y exclamativos: el más corriente es qué.

A veces los actualizadores pueden aparecer agrupados: cantidad de (locución determinativa), muchas otras, todos los demás, etc.

Modificadores: El núcleo puede ir modificado por diferentes tipos de elementos:

-Sintagmas preposicionales: formadas por una preposición (enlace) y un grupo sintáctico (término de la preposición). El disco de platino.

La llegada al hotel.

Este tipo de modificadores suele recibir el nombre de complementos del nombre y puede ser de dos clases:

Complemento adjunto: si no es exigido por el núcleo. La mesa de madera

Complemento de régimen o argumento: si es necesario que aparezca. La llegada al hotel.

-Sustantivo o sintagma nominal (y oraciones subordinadas sustantivas): funcionan como aposición del núcleo del sintagma nominal y se unen a él sin preposición.

Su hija la veterinaria

Juan, el chico del cuarto

-Adjetivo o sintagmas adjetivales: modifican directamente al núcleo del grupo nominal. La casa verde.

-Oraciones de relativo: La mesa que compré.

-Algún adverbio: un niño así

-Determinativos pospuestos: la casa nuestra


FUNCIONES

El grupo nominal puede realizar las funciones de:

-Sujeto: El gato saltó al tejado.

-Vocativo: Belén, ven aquí ahora mismo. Camarero, un café.

-Modificador o complemento de un nombre con preposición (SP): La tarta de su cumpleaños

-Modificador o Complemento de un nombre sin preposición (aposición): El rey, Juan Carlos

- modificador o Complemento de un adjetivo (SP): Cansado de los exámenes

-Modificador o Complemento de un adverbio (SP): Lejos de mi ciudad

-Atributo: Marcos es el dueño.

-Complemento directo (SP introducido por “a” si es CD de persona): La gente come demasiadas hamburguesas.

-Complemento indirecto (SP): Entrega este regalo a tu hermano.

-Complemento circunstancial (con o sin preposición): Este verano iremos a la playa.

-Complemento agente (SP encabezado por la preposición “por”): El delincuente fue abatido por la policía.

-Suplemento o complemento de régimen (SP): Él ya no confía en sus amigos.





martes, 19 de octubre de 2010

1º BACHILLERATO. TEXTOS DESCRIPTIVOS. MELIBEA, LA CELESTINA.CELESTINA.



TEXTOS DESCRIPTIVOS. LA CELESTINA, FERNANDO DE ROJAS.


CELESTINA: Y empós desto mill amortescimientos y desmayos, mill milagros y espantos, turbado el sentido, bulliendo fuertemente los miembros todos a vna parte y a otra, herida de aquella dorada frecha, que del sonido de tu nombre le tocó, retorciendo el cuerpo, las manos enclauijadas, como quien se despereza, que parecía que las despedaçaua, mirando con los ojos a todas partes, acoceando con los pies el suelo duro. Y yo a todo esto arrinconada, encogida, callando, muy gozosa con su ferocidad. Mientra más vasqueaua, más yo me alegraua, porque más cerca estaua el rendirse y su cayda. Pero entre tanto que gastaua aquel espumajoso almazén su yra, yo no dexaua mis pensamientos estar vagos ni ociosos, de manera que toue tiempo para saluar lo dicho.


SE CORREGIRÁ EL LUNES 25 DE OCTUBRE.

NOTA: si tenéis dudas del vocabulario, el texto está tomado de la edición de la obra interactiva que aparece en el siguiente enlace, y pertenece al acto VI. Sólo tenéis que pinchar en los iconos y os aparecerá el significado: http://mgarci.aas.duke.edu/cgi-bin/celestina/sp/index-dq.cgi?libroId=1001


2º BACHILLERATO. TEXTOS DESCRIPTIVOS. LA DESHEREDADA, GALDÓS.

TEXTO 1. EL MANICOMIO DE LEGANÉS.

El patio es estrecho. Se codean demasiado los enfermos, simulando a veces la existencia de un bendito sentimiento que rarísima vez habita en los manicomios: la amistad. Aquello parece a veces una Bolsa de contratación de manías. Hay demanda y oferta de desatinos. Se miran sin verse. Cada cual está bastante ocupado consigo mismo para cuidarse de los demás. [14] El egoísmo ha llegado aquí a su grado máximo. Los imbéciles yacen por el suelo. Parece que están pastando. Algunos exaltados cantan en un rincón. Hay grupos que se forman y se deshacen, porque si no amistad, hay allí misteriosas simpatías o antipatías que en un momento nacen o mueren.

Dos loqueros graves, membrudos, aburridos de su oficio, se pasean atentos como polizontes que espían el crimen. Son los inquisidores del disparate. No hay compasión en sus rostros, ni blandura en sus manos, ni caridad en sus almas. De cuantos funcionarios ha podido inventar la tutela del Estado, ninguno es tan antipático como el domador de locos. Carcelero-enfermero es una máquina muscular que ha de constreñir en sus brazos de hierro al rebelde y al furioso; tutea a los enfermos, los da de comer sin cariño, los acogota si es menester, vive siempre prevenido contra los ataques, carga como costales a los imbéciles, viste a los impedidos; sería un santo si no fuera un bruto. El día en que la ley haga desaparecer al verdugo, será un día grande si al mismo tiempo la caridad hace desaparecer al loquero.


SE CORREGIRÁ EL JUEVES 21 DE OCTUBRE.


TEXTO 2. ENCARNACIÓN GUILLÉN.

Era Encarnación Guillén la vieja más acartonada, más tiesa, más ágil y dispuesta que se pudiera imaginar. Por un fenómeno común en las personas de buena sangre y portentosa salud, conservaba casi toda su dentadura, que no cesaba de mostrarse, entre sus labios secos y delgados, durante aquel charlar continuo y sin fatiga. Su nariz pequeña, redonda, arrugada y dura como una nuececita, no paraba un instante: tanto la movían los músculos de su cara pergaminosa, charolada por el fregoteo de agua fría que se daba todas las mañanas. Sus ojos, que habían sido grandes y hermosos, conservaban todavía un chispazo azul, como el fuego fatuo bailando sobre el osario. Su frente, surcada de finísimas rayas curvas que se estiraban o contraían conforme iban saliendo las frases de la boca, se guarnecía de guedejas blancas. Dos palillos mal forrados en un pellejo sobrante eran sus brazos, que no cesaban de moverse, que no paraban de moverse, amenazando tocar un redoble sobre la cara del oyente, y dos manos del esqueleto, con las falanges tan ágiles que parecían sueltas, no paraban en su fantástico girar alrededor de la frase, cual comentario gráfico de sus desordenados pensamientos. Era una mujer de buena índole, aunque de genio turbulento y díscolo.


SE CORREGIRÁ EL LUNES 25 DE OCTUBRE.


2º BACHILLERATO. GUIÓN DE LECTURA. 1ª EVALUACIÓN: EL SÍ DE LAS NIÑAS, DON JUAN TENORIO, ARTÍCULOS DE LARRA Y LA DESHEREDADA.

EL SÍ DE LAS NIÑAS, L. FERNÁNDEZ DE MORATÍN


Leandro Fernández de Moratín nace en 1760 y muere en 1828. Consecuente con la época en que le tocó vivir, el siglo XVIII, siglo de “las luces” y de la confianza fundamentada en la razón, esta obra nos muestra aquel ideal ilustrado de “enseñar deleitando”. La literatura debía ser útil y bella.

Los ilustrados vieron en el teatro el medio perfecto para que fuera una escuela de costumbres. Las obras debían perseguir una finalidad didáctica: respetar la moral pública y el orden social. Lo más importante era el texto teatral, no el espectáculo, y rechazaron aquellas obras en la que imperaba la inverosimilitud y la falta de decoro poético.

Las comedias de Moratín tienen esta finalidad moral. En ellas se respeta la regla de las tres unidades (espacio, tiempo y acción). Su tema fundamental es la inautenticidad como forma de vida:

en los matrimonios de conveniencia: El viejo y la niña y El sí de las niñas.

la educación de las jóvenes: La mojigata

el teatro de su tiempo: La comedia nueva y el café.


El sí de las niñas fue estrenada en 1806. Llevaba a escena el tema de las bodas arregladas por padres y tutores sin contar con la voluntad de la novia. Los matrimonios impuestos y desiguales eran una realidad social de la época, dato que lo demuestra el hecho de que en 1787 había tres veces más viudas que viudos. En el propio círculo del escritor encontramos casos muy significativos: su tío Nicolás se había casado a los cuarenta y pico años con una jovencita a la que ni conocía; el Conde de Aranda se casó a los sesenta y cinco con una nieta sobrina que no había cumplido los dieciséis; y él mismo, rehusa casarse con Paquita Muñoz, joven de 20 años (él tenía cuarenta y dos), para no ser igual que el protagonista despreciable de su obra El viejo y la niña.

La finalidad de la obra no era tanto proponer soluciones (el divorcio era impensable) como concienciarse del problema y denunciar las conductas que lo ocasionaban.

Analicemos los caracteres de la obra, que se articula en torno a siete personajes que se agrupan en tres parejas (solo queda “suelto” Simón, el criado de D. Carlos). A excepción de los criados, todos ellos pertenecen a la clase media.

  1. 1. Don Diego / Dª Irene

Don Diego es un burgués acaudalado de cincuenta y nueve años que pretende casarse con una joven de dieciséis, lo cual es un despropósito. Sin embargo, está lleno de virtudes: es sensible, ama a Paquita, aunque es consciente de que ella nunca le amará, se comporta con su sobrino como si de un hijo se tratase... sabe que de Paquita no podrá conseguir más que la estimación y la amistad, y eso le produce un desasosiego que no le deja dormir. Don Diego intenta por todos los medios saber si Paquita da su consentimiento para la boda, algo que Doña Irene no permite porque lo que quiere es imponer su egoísmo. Su sacrifico en aras de lo racional permitirá la felicidad de los jóvenes. Representa la discreción.

Doña Irene es su contrapunto cómico. Su función no es sólo provocar la risa sino resaltar la cordura, sensibilidad y generosidad de Don Diego. Es un personaje al que se caracteriza con una verborrea insustancial que estorba el propósito de Don Diego de conocer la respuesta de Paquita. A través de ella se proyecta la sátira contra la beatería y la santurronería. Es egoísta y no quiere que su hija se meta a monja: prefiere casarla “bien” y así reponer su economía. Representa la insensatez.

Pero a pesar de que está dispuesta a sacrificar a su hija por fines puramente económicos, Moratín no la presenta como un personaje cruel, y más que odio despierta compasión.


  1. 2. Paquita /Carlos: el amor

Paquita se debate entre la obediencia a su madre y el amor a Don carlos. Es inocente, pero también sabe lo que es el amor. Su amor por Don Carlos, al que pide ayuda, es totalmente desinteresado, pues desconoce su fortuna y parientes. Conocemos su carácter por sus palabras y su acciones, pero también por cómo la ven los demás personajes. por ejemplo, destaca de ella Don Diego su candor y su inocencia; su madre, por el contrario, nos la muestra como una simple.

Representa el amor adolescente junto a la capacidad de sacrificio ante lo inevitable. Todo hace de ella un ser encantador del que el espectador se compadece.

Don Carlos es militar, obediente y con un gran respeto hacia su tío. Es capaz de dominar sus sentimientos y subordinarlos a la razón, al deber filial que le une a su tío.

  1. 3. Rita / Calamocha: los criados.

Son los criados de Doña Paquita y Don Carlos, tienen una función cómica y sus diálogos, además de aportar frescura y verosimilitud, representan con su carácter desvergonzado el contraste necesario para resaltar la ternura y el lirismo de las palabras de Carlos y Paquita. Ambos tienen en común la juventud, la gracia y el buen humor.

Ella es la confidente de Paquita, su consejera; destaca en ella la amistad. Con sus comentarios ridiculiza a Doña Irene. Él, va desapareciendo poco a poco de la escena; tal vez con ello el autor quería evitar la típica boda entre los sirvientes de la comedia barroca.

  1. 4. Simón.

Criado y consejero de Don Diego. Le aprecia realmente y cree que es un hombre de bien.


Los personajes también se agrupan por sus relaciones: tío/sobrino, madre/hija, amo/criado; y por su posición social (cuatro señores y tres criados).Todo discurre por el diálogo, distinto en cada personaje (verosímil, que respeta el decoro) según su edad, su estado social y su sexo, tres factores que imponen el tono.

El lenguaje que usa Moratín es sencillo y natural sin caer en la vulgaridad. Fue el primer autor en introducir en este tipo de teatro la prosa, lo que suponía además una toma de postura ideológica, pues se desvinculaba de los cánones heredados del teatro del siglo XVII.

El respeto de las tres unidades se consigue sin la menor inverosimilitud.

  1. 1. Espacio.

Una sala de una posada de Alcalá de Henares, un lugar de cruce que favorece el diálogo y la acción en el que están presentes las confesiones íntimas y el mundo exterior con las salidas y llegadas. El espacio es claro y sencillo. Para los momentos de confusión en la trama se utiliza la falta de luz.

2. Tiempo.

Dura diez horas (desde las 7 de la tarde hasta las 5 de la mañana), del atardecer al alba. Tiempo concentrado y gran dinamismo en la escena. La luz juega un papel simbólico fundamental: en la oscuridad tiene lugar la desolación de los jóvenes; el alba significa la felicidad de los personajes protagonistas. La luz que se impone a las tinieblas, un símbolo cargado de significación en el siglo en el que la obra se creó. La oscuridad propicia la peripecia y domina en los momentos en los que el corazón anula la razón; el sol sustituye a las tinieblas de la noche y aclara los malentendidos.


3. Acción.

Única. Se resume en el proyectado matrimonio que una joven de dieciséis años, doña Francisca, con un acaudalado burgués de cincuenta y nueve. La muchacha se ve obligada a aceptar por el amor y obediencia que le debe a su madre, aunque esté enamorada de Carlos, un joven militar. Este amor sólo lo conocen sus criados, Rita y Calamocha. Cuando don Carlos acude en ayuda de Paquita, que le ha enviado una carta, descubre que su rival es su tío y tutor, por lo que su sentido de la obediencia le obliga a renunciar a su amada. Sólo la cordura y la comprensión de Don Diego –y su sacrificio- podrá resolver lo que se encaminaba a la ruptura de un orden racional y natural.


Todo en la obra es moderado: el sentimiento, la gracia, la amistad, el amor. La luz va marcando el paso del tiempo y tiene, como hemos señalado, una función simbólica:


La mujer en esta obra de Moratín cobra una inusitada importancia para la época. El mayor contraste en torno a Paquita lo podemos ver en las diferentes visiones que de ella tienen D. Diego y Dª Irene: Dª Irene tiene una actitud “machista” ante la situación y no cree a su hija capacitada para prácticamente ninguna decisión, frente a ella, D. Diego considera que Paquita está totalmente capacitada para tomar sus propias decisiones y expresarlas sin temor.

El tema, como también señalamos al principio, es la imposición paterna en el casamiento, frente a lo natural y racional, que es el amor entre dos jóvenes. Moratín nos dice con esta obra que la autoridad paterna debe ejercerse de una manera no despótica. El tema de la educación de la mujer también es importante en la obra: podemos ver el contraste entre don Carlos, que renuncia a su amor por el deber, y Paquita, que lo hace por simple disimulación.

Se postula como posible fuente extranjera La escuela de madres del autor francés Marivaux: parece ser que Moratín pudo tomar de esa obra la severidad educativa de Dª Irene para con su hija.

También pudo inspirarse Moratín en algunas obras españolas como Entre bobos anda el juego de Rojas Zorrilla en la que también se plantea el tema de un casamiento ridículo entre una joven y un anciano.

No obstante, el tema de las bodas desiguales queda justificado en la propia época de Moratín en la que los casamientos arreglados por los padres entre novias jóvenes y ricos ancianos eran bastante comunes. De igual modo, era una preocupación general en la época, como queda reflejado en la prensa periódica, el conflicto entre la autoridad paterna y la libertad de los hijos y sobre todo de la mujer. La preocupación de aquellos que como Moratín defendían la libertad de la mujer en la elección de marido no era tanto por considerar a la mujer capacitada para adquirir las mismas libertades que los hombres, sino, muy al contrario, porque se pensaba que las bodas irracionales a la larga provocarían que las mujeres buscaran fuera del matrimonio, y por lo tanto en una situación de adulterio, el pretendiente que les gustara. Esto es, se temía el desquite de las mujeres casadas contra su voluntad.

Estuvo representándose 26 días seguidos. Gustó a todos los públicos (clases acomodadas y clase media). La clase media se sentía identificada con la historia. El éxito demostró que el respeto por la regla de las tres unidades no era un obstáculo, no era incompatible con la popularidad de una obra, de lo que se deduce que el público permanecía en su mayoría totalmente ajeno a la polémica.


DON JUAN TENORIO, JOSÉ DE ZORRILLA


1. Autor: José de Zorrilla (1817-1893)


Ya desde niño se destacaba en él una exaltada imaginación y una propensión a lo misterioso y plástico. En contra de lo que su padre esperaba de él, llegar a ser un gran abogado, pasó sus años de estudiante leyendo a los románticos, escribiendo versos y representando antiguas comedias refundidas “a lo divino” por los padres jesuitas.

Dos fueron las ciudades que le dejaron una honda huella. En Sevilla el sentimiento del paisaje se apoderó de él y sus rincones más pintorescos aparecerán constantemente en su obra literaria. En Toledo sintió los hechizos de sus calles moriscas, de sus antiguas sinagogas, de sus puentes romanos..., y será ésta otra ciudad presente en su obra y escenario obligado de muchas de sus leyendas. (leer pag. 14 opiniones de sus costumbres nocturnas)

Cuando por fin llegó a Madrid, meca de sus aspiraciones literarias, vivió días de estrecheces y bohemia, siempre alerta para evitar a los ministriles de su padre que le buscaban. Los versos que leyó en el entierro de Larra (que se había suicidado dos días antes) le consagraron oficialmente como poeta y su producción literaria se iniciará desde entonces.

Pero ni siquiera sus éxitos literarios convencieron a su padre. Esta desavenencia y distanciamiento familiar fueron para él una obsesión. Cuando tres años después de la muerte de su madre, en 1849, fallece su padre, cae en una profunda amargura. Don José Zorrilla Caballero había muerto sin llamarle a su lado, de cara a la pared como gesto de condena de los éxitos literarios de su hijo. Entre 1850 y 1854 su producción literaria fue casi nula.

En realidad su actividad productiva se centró entre 1837 (año de la muerte de Larra) y 1850. Durante este período poesías, leyendas y dramas se sucedieron en constante progresión. En 1844 apareció su obra cumbre, Don Juan Tenorio, que le elevaría a la apoteosis de la popularidad. Traidor, inconfeso y mártir (1849) fue el tercer gran drama de Zorrilla.

Lo que más estimó de toda su obra fueron las leyendas. El legendario cristiano A buen juez mejor testigo y otras leyendas supusieron los bocetos de piezas dramáticas con elementos donjuanescos que preconizaban el Tenorio. Zorrilla recogió los temas de la tradición popular, de vidas de santos, de dramas del Siglo de Oro, de romances, de novelas y de crónicas antiguas.

Los últimos años del poeta transcurrieron entre las dulzuras del éxito, la gloria y la fama conseguida, y las amarguras que le produjeron las dificultades económicas y los problemas de salud. Cuando muere en 1893 miles de personas acuden a su entierro en Madrid, y periódicos y revistas del mundo hispánico se hacen eco de este auténtico y espontáneo dolor de la patria. La celebridad que consiguió en vida en todas las esferas sociales se debió a su dedicación literaria al pueblo.

Sin embargo, de la obra que le dio fama dijo a los 64 años que estaba llena de errores que se reducían al amaneramiento y mal gusto de situaciones, “ripios y hojarasca” en la versificación y la desafortunada creación de don Juan, personaje sin carácter y con defectos enormes. Por ello pensó en una refundición del drama que corregiría estos defectos y le hiciera recobrar los derechos de la obra, que había vendido años antes y que estaba enriqueciendo a editores, actores y empresarios, mientras él vivía prácticamente de la caridad pública. Nunca ocurrió.

También hay que destacar de sus últimos años de vida la amargura que le producía el sentirse anticuado, un escritor lleno de prestigio, pero cuyo mensaje había perdido actualidad. De ahí su frustración al no conseguir que los editores aceptaran sus obras.


2. Contexto cultural de la España del último tercio del siglo XIX.


El período romántico se había caracterizado por el predominio de la poesía y, sobre todo, del drama. Sin embargo, a partir de 1870, con la aparición de la primera obra de Galdós, La fontana de oro, surge un mayor interés por la novela con una marcada tendencia al realismo costumbrista, psicológico y social. La Restauración (1874) incrementa aún más dicho interés y da obras como Pepita Jiménez, El sombrero de tres picos. Galdós, por su parte, escribe profusamente sus Episodios Nacionales desde 1873. En ellos, y a diferencia de los románticos como Zorrilla, que exaltaban el pasado español, descubre la historia española inmediata, la del siglo XIX, más asequible al público a que se dirige y más conforme con su sentido de actualidad, de ansia por una España nueva, de responsabilidad ante la problemática nacional, trayectoria claramente precedente del 98.

En 1879 Galdós cierra la segunda serie de sus Episodios. La novela histórica pasa temporalmente de moda. Don Benito, observador atento a los gustos del público, abre la serie de “novelas contemporáneas”, obras ideológicas, de tesis y tendencia social, en consonancia con los gustos y corrientes de la época.

En el terreno del drama encontramos, sin embargo, una excepción, la del “rezagado romántico” Echegaray, que se fabricó su propia receta teatral: resucita el drama romántico en su forma más florida, melodramática y efectista, y le aplica el moderno teatro realista de ideas y nuevos problemas de la época positivista. Desliga de sus dramas el pasado histórico y legendario, sin situarlos tampoco en la época contemporánea. Sus tipos son símbolos de violentas pasiones humanas en conflicto con los rígidos conceptos del deber y del honor calderonianos, y les hace llegar, por medio de fines efectistas, a una solución detonante de moral implacable, sin tener en cuenta la lógica interna y natural de las pasiones humanas. (buscar algo de Echegaray). Esta fórmula hizo de Echegaray el “monstruo de la naturaleza” de su tiempo. Y Zorrilla, por el contrario, romántico cantor de las glorias nacionales, en un pasado histórico y legendario, sonaba a eco anticuado en una época burguesa, materialista y crítica, de gustos e ideas positivistas.


3. Don Juan Tenorio, drama romántico.


El estreno en 1835 de Don Álvaro o la fuerza del sino, del Duque de Rivas, supone la inauguración solemne del romanticismo español. Pero su dominio en las letras patrias va a durar poco más de una época.

Lo dominante en el espíritu del romanticismo español es el retorno a la Edad Media, el entronque con la tradición nacional del Siglo de Oro, la de Lope, Calderón y el Romancero. Los dos representantes máximos del romanticismo nacional fueron Rivas y Zorrilla.

Don Juan Tenorio es la obra más representativa del teatro romántico español con su poder de parodia clásica: tiene todos los elementos de la obra seria, pero sin bases para la credibilidad. Es una refundición del Burlador de Sevilla de Tirso y del Convidado de piedra de Zamora. Con técnica y sensibilidad románticas el poeta revive la figura mítica del libertino, creada por Tirso.

Sus rasgos de héroe romántico y lo esencial de la intriga y acción cobran vigor con la presencia del antagonista, Luis Mejía, de personalidad paralela a la de Juan, aunque más esquemática y desdibujada. El rígido código del honor clásico está representado en don Gonzalo de Ulloa con la misma inflexibilidad que en los dramas calderonianos. Brígida encarna la tradición celestinesca. Ciutti es la “figura del donaire”, tan esencial en el Siglo de Oro. Lucía es la criada clásica, materialista e infiel, que vende a su ama por dinero. Une además Zorrilla el tema del “burlador” con el de “el convidado de piedra” y su banquete macabro.

Pero la gran contribución de Zorrilla y del romanticismo al tema donjuanesco es la bella creación de doña Inés, ángel de amor, “Virgen maría” medianera, que hace posible la salvación del libertino. La salvación por el amor sitúa el drama dentro del gusto romántico: la unión de la mujer y el amor contribuye a ese alto de redención romántica.

El estilo del drama está en armonía con el tono paródico propio de estas obras románticas. Los personajes usan un castellano moderno, aunque salpicado de ciertos arcaísmos, giros, juramentos e interjecciones que abundan en los dramas del Siglo de oro. El breve diálogo en italiano entre Buttarelli y Miguel es también un remedo de recursos parecidos de la comedia clásica, a la vez que un intento de Zorrilla de darle un tono realista.


Una acumulación de motivos románticos invade el drama:


1ª parte: misterio inicial del héroe acompañado de elementos carnavalescos (antifaces, máscaras, duelos, apuestas sobre vicios y crímenes...), el tiempo con calidad dramática, la noche de luna y misterio en las calles sevillanas, encarcelamientos, tapias de convento asaltadas, celdas de clausura mancilladas, sacrilegio y rapto, un barco esperando en el Guadalquivir profundo y enigmático, muertes a fuego y espada y huida veloz del héroe arrebatado por la desesperación.

Todo envuelto en movimiento, dinamismo y acción. Don Juan es una vorágine que arrebata todo a su paso.


2ª parte: se abre en el panteón de la familia Tenorio. Sepulcros, estatuas de piedra, sauces llorones inclinados sobre las tumbas y cipreses en una noche de luna plateada y gélida. Un Don Juan meditabundo entre tumbas sobrecogedoras, sombras de ultratumba (Inés), la estatua animada del comendador y la invitación temeraria. Banquete, brindis y euforia en casa de Don Juan seguidos de duelos y muerte. Cena paródica en el sepulcro del Convidado de piedra (reloj, plato de ceniza y copa de fuego), espectros, sudarios y sombras macabras. Campanas fúnebres y cantos funerarios. Arrepentimiento y apoteosis final de amor. Dos almas que ascienden al cielo al esclarecer el alba de un nuevo día que aterrará a los sevillanos.



4. Estructura del drama.


Libertad absoluta en la construcción del drama, lo que evidencia de nuevo su romanticismo. La obra está dividida en dos partes:


—comedia de capa y espada.

—historia del libertino.

1ª parte —cuatro actos.

—despliegue de acción y violencia en una increíble concentración de tiempo.


—drama religioso

—moralidad propia del auto sacramental cuya culminación marca la salvación del pecador.

tres actos.


2ª parte —ritmo más lento y meditabundo, en armonía con los conflictos internos del héroe, que vacila entre realidad y delirio, y con el misterio y suspense de su salvación. El reloj de arena desliza implacable los granos de la vida, marca el ritmo y eleva la tensión.

—todo transcurre en una noche de verano cinco años más tarde.



Los siete actos van encabezados con títulos efectistas que nos previenen y ambientan.

El drama brota de la interacción de los personajes, que aparecen aislados sin saber de dónde viene y en cuadros sucesivos. La técnica interna de los actos sigue una serie de paralelismos y contrastes de personajes, temas y situaciones que nos recuerdan a la comedia clásica. Esta construcción simétrica domina sobre todo la primera parte, aunque en los actos finales de la segunda parte, aparecen de nuevo situaciones paralelas.

También encontramos paralelismo de estilo: frecuentes repeticiones de versos, palabras y expresiones de diálogos con el mismo tono y rapidez. Esta construcción simétrica revela su intención de crear una obra con la simplicidad del arte popular.

El paralelismo de acción y de estilo es un recurso técnico de gran valor efectista, tensional y climático, dentro de la libertad estructural del romanticismo.

Compuesto en verso encontramos todo tipo de estrofas: redondillas, quintillas, romances, versos sueltos, octavillas. Ovillejos, décimas, cuartetos. A excepción del romance, que prefiere la asonancia, las demás combinaciones métricas llenan, con su rima consonante, de sonoridad el drama, que nos muestra también ese afán de prosa que se fermenta en dicho período.

Ya dijimos que el propio Zorrilla encontraba en su obra exceso de “ripios y hojarasca” y que su poesía estaba vacía de contenido y emoción por haber sido producto de su delirante imaginación, no brote espontáneo del corazón. Para muchos críticos el drama es un muestrario de elementos externos y efectistas que componen la sonoridad populachera de poesía primitiva: encabalgamientos, repeticiones, ripios, todo al servicio de una rima y ritmo enfáticos y rebuscados, propios de la poesía popular.


5. La salvación por el amor.


El Burlador de Tirso de Molina es un ejemplo de moralidad ortodoxa que condena a Don Juan por morir impenitente e incontrito: desperdicia el último grano de arena de su reloj. Sus pecados son de irresponsable autosuficiencia y de desprecio por la gracia, pecados contra el Espíritu Santo. En el drama de Tirso triunfa la justicia divina.

Pero el Don Juan de Zorrilla seguirá el camino de la contrición por el amor sincero a una mujer. Los suyos no son pecados contra el Espíritu Santo, sino pecados “normales”, calaveradas y bravuconadas juveniles motivadas por su vanagloria y estima personal. Y será la infinita misericordia de Dios la que triunfe, esta vez, en el drama zorrillesco.

Paradójicamente es el “bueno”, el recto e intransigente, Don Gonzalo de Ulloa, quien va al infierno por pecar de orgullo, odio y soberbia espirituales, víctima del frío código de honor.

El autor, dado el carácter religioso del drama (lo subtitula “drama religioso-fantástico”), rodea a Don Juan de un marcado satanismo que desde el principio está en boca de todos los personajes, y que se ve acentuado por su destreza, fuerza y valor físicos, arrojo y temeridad con los muertos y su poder seductor en el terreno del amor.

Inés es víctima de este poder diabólico desde que le ve por primera vez a través de unas celosías, y cuando despierta de su desmayo, se siente víctima de amuletos y filtros infernales que la arrastran tras el libertino con la fuerza irresistible de un amor que ella cree de Satanás. Y siente la tiranía de su pecado, el haberse entregado al amor del libertino a despecho de su honor y obligación. Pero reconoce la culpabilidad de su amor, que confirmará la sentencia divina tras su muerte: su tumba será el purgatorio donde ha de esperar al asesino de su padre, ya que por pertenecer tan fiel a su amor “satánico”, su salvación quedará pendiente de la última decisión de Don Juan. Y finalmente el poder del amor transformará en ángel al demonio que fue.

Los problemas religiosos de Don Juan son primariamente dudas, no obstinación contra la fe: no sabe si hay un reino más allá del terrenal. Y cuando la estatua del Comendador le prueba la existencia de Dios y de una vida tras la muerte, primero blasfema, y después entra en un estado de desesperación pues es imposible borrar treinta años de crímenes y delitos en un momento. Pero antes de caer el último grano de vida le ilumina la fe: “... si es verdad / que un punto de contrición / da a un alma la salvación / de toda una eternidad, / yo, Santo Dios, creo en Ti: / si es mi maldad inaudita, / tu piedad es infinita... / ¡Señor, ten piedad de mí!” Y es Inés quien toma la mano que don Juan tiende al cielo, sosteniendo así su fe: “Yo mi alma he dado por ti, / y Dios te otorga por mí / tu dudosa salvación.”



ARTÍCULOS, MARIANO JOSÉ DE LARRA.


Mariano José de Larra nace en Madrid en 1809. Como si estuviese predestinado a una vida azarosa, su infancia y adolescencia estuvieron llenas de penosas y dolorosas alternativas, que dejaron una honda huella en su carácter y en su espíritu.

A la edad de cuatro años su padre se exilia voluntariamente a Francia. Su infancia la pasa entre París y Burdeos. Allí aprende el francés, lengua de la que tendrá un perfecto dominio y que después le ayudará a ir viviendo en algunas etapas de su corta vida. Cuando regresa a Madris tiene nueve años: es señalado como hijo de un afrancesado, lo que esto significa en una España en la que predominaba el más exaltado y hostil patriotismo contra los franceses. Fue un niño reflexivo e introvertido, apegado a la soledad, pero un precoz y brillante estudiante, que pronto superó sus dificultades con el español, que casi había olvidado. A los dieciséis años empieza sus estudios universitarios. En Valladolid se enamora de una joven que se complace en torturar al pobre enamorado. Resultó ser ésta la amante de su propio padre, y este desengaño y fracaso sentimental produjeron en él hunda atroz tristeza y desencanto. Pronto interrumpió su estudios de medicina para dedicarse de lleno a la literatura. Comienza a componer versos al gusto neoclásico, pero pronto va a manifestar en prosa su verdadera personalidad. A los diecinueve años comienza su carrera periodística con El Duende satírico del día, de la que es único redactor y en cuyos artículos se muestran las tres variedades que cultivará en adelante: crítico literario, escritor costumbrista y escritor satírico.

Poseedor de un temperamento de desbocadas pasiones, a los veinte años se casa con Pepita Wetoret, con la que tiene tres hijos. Pero el matrimonio pronto comienza a ser desgraciado ( evidente reflejo autobiográfico será su artículo “El casarse pronto y mal”) y se romperá definitivamente a causa de su relación adúltera con Dolores Armijo, el gran amor trágico de su vida y de su muerte, por la que sintió un amor inquebrantable y vehemente. Su atormentada relación quedó plasmada en su obra en el Macías y en su novela El Doncel de Don Enrique el Doliente. Se gana la vida haciendo traducciones y con la ayuda de su familia. Una discusión con su amante le empuja a salir de España, pero finalmente vuelve a su país natal, donde están su mujer, con la que ha roto definitivamente pero de la que considera un fiel amigo (está realmente preocupado por su situación), sus hijos, a los que adora, su amante y la nueva situación política de España. Larra, enamorado de la política de altura, en la que sueña como posible y esencial factor de la salvación y regeneración de España, que tanto le duele en el alma, ve que la victoria de la guerra Carlista va inclinándose a favor de los isabelinos, que son los suyos.

Tras una época dedicado al cultivo de versos y al teatro, pronto vuelve al periodismo con El pobrecito hablador. Colabora con la Revista Española y comienza a usar su seudónimo más famoso, Fígaro. Su esplendor literario tiene lugar al final de su vida, etapa en la que nacen sus dos hijas y Dolores rompe definitivamente con él.

El 12 de febrero de 1837, a las ocho y media de la noche, Larra se suicida frente al espejo pegándose un tiro en la cabeza, después de una fuerte discusión con Dolores, que ha decidido marcharse con su marido a Manila, donde ha sido destinado.

Su trayectoria literaria es curiosa: se inicia como poeta neoclasicista, evoluciona luego hacia el costumbrismo, la sátira política y la crítica literaria, teñidos todos sus escritos de humor y de ironía. Pero en cuanto hombre, es hijo de su propio tiempo: el romanticismo no es para él una tendencia literaria, sino una forma de vida, una auténtica modalidad vital, en quien priva la pasión sobre la razón, enamorado de una mujer casada, consumido por esta relación y que pone fin a su vida como holocausto de su amor imposible. A Larra le mata su pasió, y los más auténtico de su intimidad sentimental quedaron reflejadas en dos de sus obras menos valoradas. (drama y novela apuntadas anteriormente).

Aunque no es una noticia confirmada, parece que, ironías del destino, el barco que llevaba a Dolores y a su marido a Filipinas naufragó y no hubo supervivientes.

Hombre de difícil carácter, poseía al mismo tiempo una intensa capacidad para el amor, el afecto y la amistad, y por el contrario sentía absoluta repugnancia por lo necio, lo ridículo, el snobismo, la presunción de los viejos verdes, la pedantería de unos y otros, por todo cuanto consideraba impropio y artificioso. Rehuía lo zafio, lo burdo, por un innato aristocratismo de su carácter, de su persona, él, tan democrático, abierto y liberal en cuanto a la cuestión política. Su repugnancia por lo plebeyo es extrema, y así se pone de manifiesto en artículos como “El castellano viejo”.


ARTÍCULOS


Larra representa el romanticismo democrático en acción. España es el tema central de su obra crítica y satírica. Ridiculiza el conservadurismo del gobierno, parodia el estilo ampuloso y hueco de los debates parlamentarios. El gobierno liberal en el que tenía puestas todas sus esperanzas le defraudó. Larra tenía una gran preocupación por España y por su sociedad, su rebeldía melancólica le irían llevando a la autodestrucción provocada por un alejamiento cada vez mayor entre su interior y el contexto social. Su frustración personal fue no poder superar el conflicto entre su ser, su clase y su mundo.

Vemos una evolución en su pensamiento: parte con un pensamiento ilustrado y optimista, tiene confianza en el hombre y siente un profundo respeto por la ciencia. Tras la muerte de Fernando VII, sus ideas cambian: ve los peligros en el materialismo como anulador del alma, rechaza la obsesión por el dinero, la burguesía ya no es la elite intelectual sino la clase explotadora. Criticó el uso de ideales liberales para defender intereses económicos y políticos.

En cuanto al estilo, a pesar de que en sus primeros escritos hace una exhibición de sus conocimientos lingüísticos y consigue un lenguaje de ostentación gramatical y léxica, suele ser claro, directo, evidente y muy gráfico. Hace ver con exactitud las cosas que describe. Y desde luego, sencillo. Rara vez usa vocablos desusados, si le es posible hacer uso de palabras corrientes. Utiliza mucho la caricatura, las enumeraciones caóticas, la ironía (como mecanismo principal para desvelar apariencias). Contribuyó a crear una lengua moderna liberada de adornos gastados que no significaban nada.

Seudónimos: Duende satírico, Pobrecito hablador, Bachiller Pérez de Munguía, Andrés Niporesas, Fígaro.

Nos dejó mas de doscientos artículos, que se suelen clasificar en tres grupos:



1. Artículos de crítica literaria y cultural, en los que trata sobre la libertad de expresión, la censura y la incultura. Pide utilidad en literatura no sólo forma. Gran preocupación por le teatro de su tiempo del que tenía una visión muy negativa (malas condiciones de los locales, poca ayuda del estado, fallos de dirección de los autores...).

El propio Larra escribió dolorosamente: “Escribir en Madrid es llorar, es buscar voz sin encontrarla en una pesadilla abrumadora y violenta” (“Horas de invierno”, El Español, 1836). Para Azorín “todo Larra está en estas frases”: se refiere a los múltiples obstáculos que estorbaban la expresión, a lo que se podría llamar su dolor de España, a la trsite España en guerra civil, que constituía su más honda preocupación, a las molestias de la censura

2. Artículos de costumbres y de crítica social.

Se aleja de sus contemporáneos Mesonero Romanos y Estébanez Calderón, que crean definitivamente el cuadro de costumbres, pero que se limitan a pintar, a describir, unos cuadros alegres, agradables a la lectura y a la vista de lo que hacen imaginar, pero vacíos, sin intención ulterior alguna. Larra no busca agradar sino corregir y educar, en ningún caso intenta divertir ni describir lo pintoresco simplemente, ni se contenta con hacer reír al lector. Larra utiliza una sátira aguda e hiriente, con intención de avispa (aunque sea para corregir defectos y debilidades de comportamiento), con una patriótica ansiedad de reformador de su propio país. La labor del escritor satírico ha de ser trascendental y con una función regeneradora.

Podríamos sintetizar los vicios nacionales que le irritan y preocupan:

la holgazanería y la pereza. (“Vuelva usted mañana”)

la brutalidad y falta de educación de las gentes de “abajo”: empleados, camareros, mozos de tienda...

la presunción de la clase media y la insensatez de la clase más alta.

la hipocresía de muchos y la estupidez de la gente madura que pretende rejuvenecerse (“El mundo todo es máscaras. Todo el año es carnaval”).

la suciedad de los lugares donde debería haber limpieza, tales como cafés o fondas.

Y contra estos males que nos hacían ir a remolque de otros países europeos, la intensificación de una educación básica y fundamental para el pueblo.

En ningún caso personaliza: no trata de retratar a un individuo determinado, sino que se refiere a rasgos genéricos de unos y otros, creando un tipo risible y caricaturesco, con la intención de que, quienes pudieran parecerse a este prototipo irrisorio, se corrigieran los defectos.

3. Artículos políticos.

Son escritos de agudísimo ingenio, aunque para muchos críticos, prodomina en ellos una calidad y un valor extraliterarios.

Hay que destacar el valor y la arrogancia de un escritor que, a veces con velada ironía, a veces de cara, comenta la mediocre política de su tiempo en una época confusa, de censura absolutista y en la que podía exponerse incluso la vida. La verdad y la razón son dos de los temas que más le preocupan. En estos artículos se centra en la gestión del gobierno, ataca los fallos de dirección del país, defiende la libertad y la justicia. Critica los mandatos de los liberales que le fueron decepcionando uno tras otro. También toca el tema de las luchas carlistas primero en tono humorístico, después con amargura por la poca efectividad del gobierno en su lucha contra él.




LA DESHEREDADA, BENITO PÉREZ GALDÓS.

La desheredada pertenece a la primera etapa de la serie de “novelas contemporáneas”. la redacción de la obra comienza a finales de 1880 y termina en junio del año siguiente. En un principio se editó por entregas, pero en 1881 ya aparece en un volumen unitario.

La protagonista es una muchacha, Isidora Riufete, una muchacha que vive en un ambiente muy humilde, pero que cree poseer unos documentos que la acreditan como hija ilegítima de la marquesa de Aransis. Basa toda su existencia en su presunta nobleza y gasta mucho más de lo que le permite su situación real. Es su padre, encerrado en un manicomio, quien le mete en la cabeza las ideas de su supuesto verdadero origen. Su hermano Mariano es un delincuente que llegará incluso a matar a un muchacho en una pelea.

Tras la muerte de su padre en el manicomio, va a vivir con su tía, la Sanguijuelera, en un barrio mugriento y miserable. se marcha a raíz de una disputa y pasa a estar bajo la protección de su padrino, don José de Relimpio, que la quiere con locura.

Isidora sufre una terrible decepción cuando su presunta abuela la rechaza y niega el parentesco. Escoge un camino equivocado y se enamora de Joaquín Pez, marqués viudo de Saldeoro, que la arratra a la perdición. Viven juntos y tienen un hijo, un pequeño monstruo macrocéfalo. La falta de dinero resulta cada vez más acuciante, hasta que la casa es desmontada pieza por pieza. Los amantes discuten y rompen sus relaciones.

A partir de entonces Isidora se entrega a un desorden total. Constantemente debe pedir dinero ya que lleva una vida demasiado espléndida, confiada siempre en que su caso se resuelva de forma favorable. Empieza a relacionarse con algunos hombres que acaban de degradarla. Incluso va a parar a la cárcel porque se la acusa de haber falsificado un documento, aunque ella no es responsable.

Después de una serie de tropiezos, acaba totalmente destrozada. Su convivencia con Gaiticia la salva de una miseria para precipitarla a otra peor. El horror y la sorpresa de su antiguo amigo Augusto Miquis no tienen límites al ver a una Isidora nueva, desfigurada, desgreñada, con un lenguaje arrabalero, en medio de un ambiente de abandono total. Se irá a morir en la calle, tras haber dejado a su hijo.


EL NATURALISMO EN LA OBRA.


Galdós se sitúa dentro de la estética naturalista y se recrea en la plasmación de un mundo dórdido que acaba envolviendo a Isidora hasta arrojarla en la más absoluta degradación. El determinismo ambiental pesa de forma considerable a lo largo de todo el relato. Se nos muestra un mundo opresivo que empuja a los personajes a una vida sombría y rutinaria, de tal manera que parecen estar asfixiados entre las cuatro paredes que acotan su vulgar existencia. En estas condiciones Isidora es incapaz de realizar su ideal, de desarrollar su personalidad en la línea que ella cree necesaria para vivir con decoro. En su lucha contra el medio ambiente acaba sucumbiendo al dejar ahogar lo más esencial de sí misma.

Son varios los cuadros que a lo largo de la obra inciden sobre los aspectos más desagradables de la realidad. Como novela documental que pretende ser, empieza con la cruda descripción de un ambiente patológico: el manicomio de Leganés. En pocas palabras se perfila cuidadosamente la vida que llevan los enfermos en “aquel limbo enmascarado de mundo”, su existencia dolorosamente inútil.

Cuando Isidora llega al barrio de la Sanguijuelera, apenas puede dominar el asco que la invade. El ambiente del tenducho que tiene su tía, el “nido de urracas”, no puede ser menos adecuado para la delicadeza de su espíritu. La sordidez de la miseria humana llega a límites extremos.

Otro duro golpe para su sensibilidad es la visita a la fábrica donde trabaja su hermano, en la que descubre la dura vida de aquellos hombres. A través de la figura de Mariano nos pone en contacto el autor con los golfos de los suburbios madrileños: dedica varias páginas a la descripción de esta vida infrahumana llena de niños sucios, hambrientos, harapientos y salvajes que se dedican a recoger colillas: el desecho de una sociedad que finge ignorarlos y en la que están expuestos a los mayores riesgos.

También se nos cuentan las cotidianas mezquindades de la clase media, con las frustraciones de su día a día. Esta perspectiva nos la muestra a través de la familia de Relimpio que, como la mayoría de familias madrileñas, vive en permanente lucha por el sustento. En su casa Isidora se muere de aburrimiento y se refugia en sus sueños quiméricos.

Los capítulos dedicados a la perversión moral de la heroína van acompañados también de una descarnada incursión en el mundo degradado. Si la obra se abre con la estampa de un manicomio, los pasos finales de Isidora nos llevan a la cárcel. Los gritos desaforados y las blasfemias de las reclusas pueden parangonarse a los de los locos. En definitiva, la novela es una peregrinación a través del dolor y la miseria.


PERSONAJES.

1. Isidora.

Su rasgo más característico es su delirio quijotesco, que utiliza para rebelarse contra los padecimientos que padece desde su niñez. Cree que su verdadero lugar está entre la nobleza y por un error del destino le ha sido injustamente arrebatado. Por ello, va a dedicar toda su existencia a intentar recuperarlo. El orgullo que siente hacia sí misma, tanto física como espiritualmente, la mantiene alejada de los que la rodean y siente desprecio por la gente humilde. Lo cierto es que posee una especie de natural nobleza que no halla correlato en su situación social. Aunque pase hambre y privaciones, siempre se sentirá muy por encima de los demás, reservada a un destino superior.

Es muy significativo que rechace casarse con Juan Bou, que la quiere y puede darle la estabilidad que necesita, pero una de las causas de este rechazo es la burla de Bou a la nobleza parasitaria.

A pesar de su aspiración, Isidora sufre altibajos y tiene insomnios y pesadillas que le hacen vislumbrar el abismo que la rodea.

Gullón incluye a la protagonista entre los personales anormales condicionados no sólo por el contexto, sino también por la herencia biológica: su madre era una enferma y su padre acaba volviéndose loco, frustrado no haber conseguido la posición que esperaba. También encontramos un antecedente patológico en su tío Santiago Quijano-Quijada.

Isidora es, en el fonfo, una farsante, pero su grandeza trágica radica en que se engaña a sí misma.

2. Mariano.

“Pecado”, un muchacho díscolo e inculto al que su tía califica de “buitre”. La influencia que ejerce sobre él su hermana es nefasta: el niño que vemos en un principio realizando un trabajo demasiado duro para su edad, va a adoptar como ideal de vida elevarse a la alta condición que su hermana le promete, sin tener que trabajar: desde el principio se deja arrastrar por la locura de su hermana porque le va muy bien a su vida de golfo.

3. En torno a ellos aparecen otros muchos personajes que contribuyen a crear el cuadro colectivo.

Los locos de Leganés, la gente del bajo pueblo, encabezados por la Sanguijuelera, mujer burda y de modales agresivos, pero generosa y práctica; la familia de Relimpio, integrada por el buenazo y juicioso don José, su áspera cónyuge doña Laura, su hijo Melchor, un ignorante abogadillo, y sus hijas Leonor y Emilia, educadas en la escuela del “quiero y no puedo”; los diversos hombres que contribuyen a degradar a Isidora, en especial Joaquín Pez, de quien está terriblemente enamorada, etc.

Quizá es importante destacar la figura de Augusto Miquis, que representa el ideal galdosiano del médico generoso y desinteresado. Su amor por Isidora hace que intente salvarla por todos los medios, pero no lo consigue. Galdós no puede ocultar la simpatía que siente por este personaje.

Porotro lado el barcelonés Juan Bou es el prototipo de hombre activo y trabajador que logra establecerse por su cuenta con notable fortuna después de haber sido obrero varios años. Su gran devoción es la política, pero Galdós nos habla un poco burlonamente de su frenética lucha por los derechos del pueblo. Sin embargo, pese a su excesiva vehemencia, es para el novelista un hombre útil para el progreso. Su lem vital se resume en su expresión “palante”, muletilla que expresa su espíritu emprendedor.


Algunos críticos afirman que a pesar de que Galdós participa de algunos de los rasgos del naturalismo “no figuró nunca con plena convicción en las filas naturalistas” debido al modo de tratar a sus personajes, la calidad de su humor, tan afín a Cervantes, la piedad que ciertas gentes y cosas le inspiran; todo lo que hace que el autor esté más presente en la novela de lo que un naturalista que se estime puede estar.

TEMAS Y SENTIDO

Toda la obra descansa sobre un enfrentamiento entre la realidad ficticia o soñada y la realidad concreta o cotidiana, y el novelista se esfuerza por presentar sistemáticamente este plano simultáneo de visión, en una perspectiva de contraste.

La novela se dirige a una clara denuncia de una “España de locos”. Pero Isidora no es un ser simbólico, abstracto, sino un personaje perfectamente individualizado -incluso a través de rasgos hereditarios- pero normal en España. Su vida corre paralela a una serie de acontecimientos históricos que la amplifican, que le dan carácter de cosa habitual en este país.

El hecho de que el primer capítulo se desarrolle en el manicomio donde el infeliz Tomás Rufete da rienda suelta a sus sueños de grandeza, es muy significativo: el lector, conforme avanza la obra, se percata de que se encuentra ante un mundo de locos en el que cada cual tiene su peculiar locura.


También se ha incidido sobre la relación entre el problema de Isidora y la vida nacional contemporánea: “en esos momentos en que la ansiedad de una nación totalmente desorientada alterna con otros de extrañísimo marasmo, ocurre un drama humano en sorpende armonía con la vida de la nación”.